lunes, 12 de octubre de 2009

Tiempo de dimisiones

Visto lo visto, creo que el PP acaba de abrir el libro donde se conjuga el verbo dimitir, o expulsar que a los efectos será lo mismo. La situación es tan palmaria que, ya no hay jeta que aguante las evidencias de los corruptos pillados in fraganti y sólo pendientes del marchamo oficial de los Tribunales. De manera que el tal Costa, echándole morro al asunto, se ha ido a hacer el camino de Santiago, no sé si con su rolex y su mercedes, y poner tierra por medio; parece ser que el martes cuando regrese su partido le cortara los vuelos y será la primera víctima propiciatoria para aplacar las iras de los militantes peperos que piden cabezas, y de un electorado que aunque dócil pues tampoco se las traga todas.

No sé si va a cundir el ejemplo y después de este puentecillo del Pilar, también el alcalde de mi pueblo, viendo las barbas de su vecino cortar..., pues de la misma manera decida salir por su propio pie antes de que lo defenestren. Siendo muy optimistas, igual sólo pretende asistir por última vez a la misa de la Benemérita, agarrado a su bastón. En todo caso Andreo es carota, pero no es tonto; es muy pillo y jugará todas sus cartas, como las ha estado jugando antes de darse por vencido. El problema será que en Génova se pongan flamencos, y que los apoyos que hasta ahora ha tenido (en Valcárcel, en su partido, en los concejales del PP), acaben retirándoselos. No le vendría mal recordar a Andreo cómo la adhesión, al menos de boquilla, hacia Morales era incondicional; incluso él se deshacía en abrazos, en aplausos y loas hacia su antecesor, y ahora al que tanto vitorearon le vuelven la espalda y le cruzan la cara. Pues que se aplique el cuento a Andreo, que de grandes subidas y encubramientos vienen mayores batacazos.

Me parece que se ha abierto la caja de pandora; una corriente impetuosa va a comenzar a recorrer todas las estancias del PP donde hay imputados, presuntos delincuentes y gente sin escrúpulos, sin estilo y sin vergüenza que se han aprovechado de la buena voluntad de la gente y de su sillón para intentar hacer su agosto. Se ha abierto el tiempo de las dimisiones y/o de las expulsiones, y creo que iniciado el movimiento esto ya es imparable.