viernes, 17 de diciembre de 2010

Los presupuestos de la ruina

Valcárcel y su gobierno nos van a obsequiar las Navidades aprobando el próximo martes unos presupuestos irreales y antisociales. A éstos de la derecha se les llena la boca con los recortes sociales del Gobierno de España, no tienen el menor reparo de lanzar mensajes agoreros y destructivos, pero demuestran un gran cinismo al no entonar el "mea culpa" por la pésima gestión que revelan los últimos datos que estamos conociendo estos días.

Valcárcel, el adalid murciano, el antizapatero más ilustre del sureste pasará a los anales de la Región, cuando tengamos cierta perspectiva histórica y la ausencia de manipulación informativa nos haga a los murcianos más libres, se recordará digo como el gran manipulador, como el caudillo de la derecha que ni supo ni quiso hacer de esta Región una tierra con futuro; Valcárcel nos ha llevado a la ruina más contundente, somos la Región con peores cuentas del Estado Español, y que no nos vengan con la zarabanda de que es que ZP nos tiene manía, es que los socialistas nos han marginado. No conviene seguir ofendiento la inteligencia y el sentido común de los murcianos, y es evidente que hay muchas comunidades autónomas en España gobernadas por la derecha a las que sus responsables políticos no las han llevado a la ruina.

Ayer mismo estuvo en Totana Teresa Rosique y Javier Mármol, diputada regional y diputado a Cortes respectivamente. Estuvimos hablando sobre las cuentas públicas en estos tiempos difíciles, y coincidíamos en que es urgente un planteamiento austero y coherente en los presupuestos de todas las administraciones públicas. Y evidentemente nada de todo esto nos sonaba a chino, porque en este pueblo tenemos "pan y con qué comérnoslo"... Siendo el municipio más endeudado de España al alcalde y a sus adláteres no se les mueve ni un pelo del bigote para seguir con el grifo abierto a tope, sin dar ejemplo ni intentar buscar salidas consensuadas. La lástima es que incluso los cinco meses de legislatura que quedan serán tiempo estéril, donde un alcalde incapacitado para lograr acuerdos abandonará el despacho habiendo dejado tras de sí un auténtico erial.