sábado, 13 de febrero de 2010

Desleales con Totana

Esta semana pasada tuvimos un Pleno extraordinario para estudiar una propuesta del concejal Valverde sobre el proyecto de Ciudad Alimentaria. En el transcurso de la reunión los socialistas planteamos que el acceso al proyecto, que nos presentaban como transcendental y decisivo para el futuro de nuestro pueblo, se limitaba a un folleto, un díptico y una presentación en power point que conocimos esa misma mañana; les dije también que no me parecía serio que no se acompañara el cúmulo de ideas presentadas con una memoria económica y una planificación en el tiempo, de manera que lo mejor sería dejarlo sobre la mesa para poder conocerlo más en profundidad, aunque fuera un par de semanas, o lo que es lo mismo hasta el próximo pleno ordinario. En cualquier caso el Grupo Municipal Socialista nunca rechazará el ser destinatario de un proyecto que puede aportar riqueza y trabajo al municipio, y así lo planteamos apoyando la solicitud a la Comunidad Autónoma para que sea Totana la sede de esa hipotética Ciudad Agroalimentaria.

El portavoz municipal, con su verborrea hueca e ineficaz que soportamos con estoicismo (nos consta que también los concejales de su grupo), se sintió seriamente agraviado por lo que él consideró un plante de la oposición y no tardó en reaccionar tachándonos de desleales con Totana. La arrogancia del portavoz popular es tan grande que se cree depositario de los intereses de mis paisanos; es tanta la insolencia que esta persona y su grupo se creen con la exclusividad y el marchamo de ser totaneros, como si sólo lo fueran los que votan al pp, los que apoyan sus ideas o los que se cuelgan la pulsera oficial... Ese discurso excluyente recuerda a otras épocas; esas actitudes intransigentes e hipócritas muestran lo que verdaderamente hay dentro de estos personajes que coyunturalmente tienen el timón de mi pueblo y lo llevan al ojo del huracán.

Si tuvieramos que hablar de desleales deberíamos hacerlo para referirnos a aquellos que se están aprovechando de las instituciones para solucionarse su vida, sus problemas o sus conflictos; deberíamos llamar desleales a quienes han hipotecado nuestro desarrollo y nuestro futuro para varias generaciones; tendríamos que tachar de desleales a los que nos han privado de un centro de salud con el que estaríamos mejor atendidos y haríamos menos colas desde hace dos años; serían sin duda desleales los que se van a Berlín con una dietas de casi 3.000 € por cabeza, mientras no están garantizados los sueldos de los funcionarios el mes que viene, cuando la empresa de la basura se va de Totana porque no les pagan, o cuando algunos trabajadores municipales llevan sin cobrar desde diciembre. Se llevan la palma de la deslealtad los que engañan a los más sencillos, los que dilapidan el dinero público, los que insultan, crispan y promueven el enfrentamiento entre los totaneros de toda la vida. A esta gente, desleal sin duda, no les duele Totana. El tiempo y la justicia los pondrá en su sitio; esperemos que para entonces no sea demasiado tarde.