martes, 14 de septiembre de 2010

Andreo, el Kamikaze

No sé muy bien si comenzar esta entrada con aquello de "como decíamos ayer" (es decir, como si el lapsus de tiempo no hubiese transcurrido), o justificando los cuatro meses de blog caído. Te mentiría si te digo que no he tenido tiempo o temas de los que hablar, pero sabes que los últimos tres años han sido tan densos de purulencias políticas que consideré necesario tomar aire para el tirón final de esta legislatura que, sin lugar a dudas, promete ser dantesco.

Así que reabro la actividad del blog para hacer referencias a lo que pasa en mi pueblo, para contarte qué pienso sobre la res-publica, para que sepas por dónde voy en cuanto a propuestas. Porque visto lo visto creo que lo primero y fundamental es ser absolutamente claro y atrevido, porque Totana necesita no un enjuague, sino un lavado intenso.

La semana pasada el alcalde inició su incendiario inicio de curso con declaraciones tan malitencionadas como falsas: cuando ya es imposible seguir negando la ruinosa realidad de las cuentas públicas, anuncia que va a dejar de prestar determinados servicios relacionando su dejadez con que ZP no le manda dineros. Y es posible que haya algún incauto vecino que se trague los despropósitos de Andreo. Por ejemplo dijo que no seguiría atendiendo el mantenimiento de las instalaciones del Estado en Totana (¡sólo hay una, el Cuartel de la Guardia Civil, en la que no interviene ni invierte ni un euro!); dijo también que dejaría de hacer su parte de Ley de Dependencia, como si no supiera que el Estado da el dinero a la comunidad autónoma para que ésta a su vez lo gestione (¿no sería más lógico que le diga a su amigo Valcárcel que le mande más, si es que lo necesita?); o que se iba a desentender del tema de la policía (en esto no tengo ni idea de por donde va, porque el incremento significativo de la plantilla de la policía municipal se debe a la intervención directa del gobierno regional que ha estado subvencionándola durante unos años y parece que ahora va a comenzar a cerrar el grifo que le abriera Valcárcel...).

De esta manera asistimos al ridículo más espantoso de este alcalde suicida que no tiene empacho en lanzarse a verter los disparates más gordos, con tal de crear polémica y disimular su incompetencia y su incapacidad, porque ha sido y es el gran manirroto de la economía totanera y no tiene ni un euro para seguir gestionando (¿sabes que ha comprometido con algunos bancos créditos a corto plazo poniendo como aval la recaudación de la contribución, o del impuesto de circulación? de manera que cuando llegue el momento y él ya no esté, no habrá dejado el ayuntamiento limpio de polvo y paja, sino un enorme agujero que nadie sabe cómo se va a tapar).

Este es el alcalde indigno que tenemos, absolutamente ridículo desde el punto de vista político. Andreo es un kamikaze, incapaz de dar la talla como gestor de Totana. Sabe que tiene las cosas muy mal, y le da igual ocho que ochenta; no le duele este pueblo ni sus vecinos; sólo le importa salvar su futuro político y, sabiendo que no lo tiene, se lanza a dentelladas en el ritual de su desaparición política. Esperemos que en su debacle, no arrastre también a este pobre pueblo que lo sufre.