miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Qué pasa cuando...?

La gestión económica del Ayuntamiento de Totana va a pasar a los libros de texto de los interventores y administradores públicos como ejemplo de lo que nunca se debe hacer.

En los últimos días hemos solicitado la situación de los recientes préstamos que estos magníficos gestores han contratado con bancos; los hemos analizado y se te cae el alma a los pies cuando ves hasta dónde han sido capaces de llegar.

Y para que lo entiendas te pongo unos pocos ejemplos: ¿Qué pasa cuando el ayuntamiento ha concentrado sus préstamos con el BBVA (refinanciar la deuda, le llaman ellos), con lo que nos hemos metido en uno de 13,4 millones de euros, pero el interés ha pasado de ser un 2 % a ser de un 6'5 %? ¿Qué pasa cuando este banco se ha asegurado el cobro del mismo mediante la domiciliación de los ingresos que el Estado hace para el funcionamiento del ayuntamiento? Pues que probablemente faltará dinero para cualquier cosa, pero para el banco evidentemente no va a dejar de cobrar...

¿Qué pasa cuando el ayuntamiento el pasado 1 de agosto se mete en otro préstamo con Cajamar de un montante de millón y medio de euros, préstamo que tendremos que devolver antes de final de año y que nos va a costar 50.850 € de intereses? ¿Sabe Cajamar con quién se juega los cuartos? ¿De dónde va a sacar el alcalde el millón y medio extra, cuando habitualmente no hay para pagarle a casi nadie...?

¿Qué pasa cuando el ayuntamiento le pide a principios de julio a Cajamurcia medio millón de euros, poniendo como aval el cobro de la contribución de los meses de octubre y noviembre? Pero lo más significativo ¿qué pasa cuando esta Caja no sólo se asegura el cobro del préstamo suscrito, sino el cobro de todos la línea de confirming que el ayuntamiento tiene con la entidad? Pues que de los 3.770.000 € que hay presupuestado recaudar de la contribución, a lo mejor el ayuntamiento no ve ni un céntimo, porque Cajamurcia se cobrará todo lo que se le debe...

Podríamos seguir desmenuzando las virtuosas actuaciones que en materia económica ha capitaneado Andreo; son perlas sin desperdicio. El problema es que no solo se está llegando al límite, sino que su desvergüenza política les ha llevado a comprometer gravemente el futuro de Totana.

¿Y qué pasa cuando un juez pide responsabilidades a unos administradores nefastos, o cuando un pueblo se harta y pone a los corruptos y despilfarradores de patitas en la calle?